Advertencia: Este blog es 90% gay.La sobreexposicion a èl podrìa causar daños irreversibles.Tomar por tanto las medids pertinentes.
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lunes, 30 de noviembre de 2009

No a la Tauromaquia

Todos los años en los meses de octubre y noviembre se realiza las corridas de toro. La Tauromaquia es una costumbre insana, mórbida y sádica camuflada de “cultura” por una “elite” anclada en la sinrazón burda.
Como protesta voy a exponer imágenes del maestro Álvaro Portales. Su blog es: http://www.alvaroportales.pe/










miércoles, 25 de noviembre de 2009

¿Cómo sabes cuando ella te gusta?

Lo sabes cuando empiezas a actuar como un tarado intentando llamar su atención, y también lo sabes cuándo usas como escusa que actúas como tarado para llamar su atención porque bien sabes que en verdad te pones nervioso, o mejor dicho ella te pone nervioso, ya que no sabes si ella siquiera sabe de tu existencia. Entonces, es así como “solapa” nomás haces que parezca casualidad que se te cayó un poco de trago en su cabeza, cuando en realidad es todo un malvado plan, porque ahora sabes que al menos te recordará como el idiota que me tiró trago encima y sabes que contará esa tontera tuya a sus amigas y amigos y hasta familia, a su almohada, a sus peluches, claro que te maldecirá y rajará de ti que eres un idiota por haber hecho eso, pero que importa al menos así ya eres más parte de su vida.

Lo sabes cuando recién la conocías y ella pasaba cerca de ti y sin que se diera cuenta la mirabas, o mientras ella conversaba con sus amigas y se reía, tu, que te encontrabas unas carpetas más allá hacías la “finta” de que leías para tu examen de Biology HL, cuando en verdad te quedabas viéndola esperando que alguien diga alguna broma para poder ver esa linda sonrisa, la cual te hacia automáticamente sonreír a ti.

Lo sabes cuando en la clase de matemática empezaste a cambiarte de sitio paulatinamente primero a la carpeta de al lado, luego a la otra, (todo esto para que nadie se dé cuenta que te estas cambiando para sentarte cerca de ella) y así hasta que luego de 2 semanas ya te encuentras en una carpeta al lado de ella y nadie, pero nadie se dio cuenta. Estando al lado de ella entonces aprovechas para poder hacerle conversación alguna.

Lo sabes cuando una de las razones por las que empiezas a esforzarte como nunca lo has hecho en toda tu existencia en matemática es porque así podrás enseñarle cuando ella no entienda y no le salga algún ejercicio. En plena clase tú estás haciendo ese ejercicio que practicaste toda la tarde anterior y de repente escuchas que ella comienza a quejarse de que no le sale el problema, lentamente comienzas a levantar tu mirada y ver si se llega animar a pedirle ayuda a alguien y si no lo hace entonces, debes recurrir a otros métodos como por ejemplo hacer bulla con tu calculadora, con las hojas, o exclamar fuerte como para que te escuche “oh que fácil este ejercicio” y así ella volteé y te pida ayuda. Si la ayudas clase a clase, luego de un tiempo ella sabrá que tu eres bueno en ese tema entonces cuando no le salga un problema, automáticamente te pedirá ayuda.

Lo sabes cuando alguien más te está pidiendo ayuda (Rocío ejem) porque también descubrió que eras bueno en ese tema, y mientras la estás ayudando a esa persona vez como esta chica que te gusta empieza a voltear tratando de buscar ayuda y ve que tu estás ocupado entonces empieza a buscar otras personas que si la puedan ayudar, es ahí cuando tratas de resolverle el problema lo más rápido posible a la persona que ayudas para que se vaya y puedas ayudar a esa chica. Pero vez con tristeza cuando ella ya encontró a alguien más que la pueda ayudar.



Lo sabes cuando empiezas a molestarla demasiado, a bromearla, cuando te salen bromas únicas que ni en tus mejores sueños te salieron, y es que a penas la vez te mentalizas de que debes de hacerla reír sino se aburrirá de conversar contigo y se irá, entonces cuando la vez tu cerebro empieza a trabajar a mil por hora y da rienda suelta a toda su creatividad para poder hacer las mejores bromas posibles y así poder hacerla sonreír y poder ver una vez más esa hermosa sonrisa que tanto aparece en tus sueños.

Lo sabes cuando le dices a tu amigo, amigo de ella que organice salidas en grupo, para poder verla luego de que el colegio terminara, y le dices también que no le diga a ella que fuiste tu el de la idea de salir en grupo, para que así no sospeche nada.

Lo sabes cuando no puedes parar de pensar en ella. Porque te vas a dormir pensando en ella, sueñas con ella, te despiertas pensando en ella mientras hay un fabuloso background que acompañan el momento pues hermosos rayos de sol entran por tu ventana, piensas en ella mientras estas en la combi yendo a la academia, durante clases de la academia, en la combi de regreso a la academia, e incluso te animas a ir caminando largos tramos solo para poder disfrutar del sol de verano mientras piensas en ella y en cómo decirle para poder salir un día de estos.

Lo sabes cuándo te haces hincha máximo, acérrimo hasta no poder de Diosito y le agradeces infinitamente de que la mejor universidad para la carrera que deseas llevar es justamente la universidad en la que ella se encuentra. Le agradeces que se haya apiadado de ti y que haya hecho un jueguito con el destino para que tu camino se cruce con el de ella por segunda vez.

Lo sabes cuándo comienzas a escribir como no lo hacías en años, y tratas de sacar ese poeta (malo, pero poeta al fin y al cabo) reprimido que tienes para poder hacer unos cuantos versos en su nombre. Tanto escribes por ella y tan incrustada en tu mente se encuentra que empiezas a escribir su nombre por todos lados, en paredes, carpetas, tus libros, cuadernos, tanto que sin darte cuenta lo escribes en cuadernos de tus amigos que luego te preguntan quién demonios es “la loca lorna”.

Lo sabes cuando una noche un poco gris echado en tu cama decides prender la radio y pones Viva Fm, porque un amigo tuyo te la recomendó y de repente escuchas una canción muy bonita, te levantas rápidamente, le subes el volumen lo más que se pueda sin que te importe lo que digan los vecinos y en medio de tu habitación empiezas a cantarla, a saltar, a bailarla solito y sonries como no lo habías hecho en meses enteros, te ríes mientras te alucinas en un escenario cantándola y te preguntas ¿Por qué estoy sonriendo tanto, porqué esta canción me ha levantado tanto el ánimo? Es entonces que descubres que te gusta demasiado esa canción porque es linda y te recuerda a ella, porque la letra es todo lo que le quisieras decir, porque en verdad sientes que por ella todo lo puedes, que por su amor le darias lunas de mil colores, mundos llenos de flores, una casita en las nubes, un balcón con una constelación, mil estrellas de cartón y más mucho más por esa sonrisa, por su carita bonita. Es entonces que sabes que ella te gusta.



Lo sabes cuando empiezas a “afanarte” con Viva FM principalmente porque es la radio donde más pasan esa canción, entonces comienzas a escuchar radio por tu cel y llevas puestos tus audífonos en cada momento escuchando y escuchando la radio hasta que llega el momento en que la pasan y le subes todo el volumen posible, al diablo si te quedas sordo, más importante es poder escuchar esa canción y cantarla a pesar de que la gente en la combi te mire raro por lo fuerte que la cantas. O cuando antes de dormir también estas con tus audífonos y a pesar que ya estás en el mundo de los sueños y esa canción empieza a retumbar por tus oídos te despiertas y vuelves a subirle todo el volumen, y te mueves como loco en tu cama, y a penas termina automáticamente regresas al mundo de los sueños y solo te despertarás si esa canción vuelve a sonar.

Lo sabes cuándo comienzas a idear tu “gileada” cual plan de guerra, y empiezas a mover tus fichas, con meses de anticipación comienzas a idear la gran sorpresa que deseas darle por su cumpleaños que sabes de realizarla seria de lejos uno de los actos más memorables de tu vida, por todo lo que iba a implicar, desde su realización hasta el tener el valor para poder hacerlo. Y te pones triste y cancelas todo lo que ya habías avanzado del plan cuando descubres que ella se irá de viaje justo ese año por su cumpleaños.

Lo sabes cuándo te enteras que se encuentra mal y decides alegrarla de alguna manera, así que rompes tu chanchito que amaste con maldad que te regalaron cuando tenías 7 años para poder juntar dinero suficiente para comprarle algo. Piensas y piensas, indagas un poco en internet y descubres que las flores no tienen pierde (o al menos en casi todos los casos), entonces te encomiendas a Dios para que no seas tan salado y justo ella sea de esas pocas chicas a las que no les gusta las flores, o comienzas a tener pesadillas con ella siendo alérgica a eso y te alucinas entre sueños a su papá tratando de buscar quién fue el infeliz que casi mata a su hija enviándole eso.



Lo sabes cuando frente a la florería con el dinero en la mano, comienzas a sudar, comienza a revolverse tu estómago, miras a todas direcciones tratando de que nadie te vea en ese estado y se dé cuenta que eres un chico enamorado que no sabe si atreverse o no a comprar esas flores. Sabes que todo será distinto luego que entres a esa florería, sabes que estás a punto de cambiar el futuro, tu destino y el destino de ella, sabes que ese podría ser el tímido aleteo de una mariposa el cual podría luego generar un fabuloso tornado en el futuro. Tomas aire, cierras tu puño y cierras tus ojos, piensas en ella, en lo feliz que estará –si no es alérgica- y susurras para ti, “por ella” y te atreves a hacerlo.

Lo sabes cuando de lo nervioso que estás no te sale bonita letra, cuando más la necesitas en toda tu bendita vida, y le pides a la señora que te de otro de esos papelitos porque no te salió bien tu letra. Se te hace complicado poder resumir todo lo que quisieras decirle en dos simples frases que dijeran mucho y nada al mismo tiempo, al final te decides por un bonito “Para alegrarte el día y poder ayudar que te mejores” y al final agregas “espero sean de tu agrado” cuando en verdad querías poner casi como súplica “por favor, que sean de tu agradooo!! Por favor ¡!!!”

Lo sabes cuando se convierten en los días más felices de tu vida luego de que te enteraras que le gustaron y no puedes evitar sonreírle a todo el mundo, saludar al vecino que te cae mal, darle propina a los pobres quedándote más misio de lo que ya te habías quedado luego de comprarle el presente, todo es perfecto, el sol sale cada día más brillante, el cielo tiene un turquesa fantástico, ya no te peleas con el cobrador que te quiere cobrar 1.20 cuando te llevan hasta por 50 centimos, las palomas cantaban y bailan alrededor tuyo, los niños son más felices, ya no existe para ti el odio en el mundo, olvidaste que existen las guerras, no puedes evitar ir corriendo y saltando por la calle y te preguntas por qué demonios pasaste 17 años de tu vida triste si el mundo es un lugar tan fantástico.

Lo sabes cuando una de las motivaciones más grandes para poder ingresar a la universidad es el saber que de hacerlo podrás verla más seguido y podrás así robarle más conversas, más bromas, más sonrisas, más momentos, podrás conocerla más y con algo de suerte, pueda llegar a pasar algo alguna vez. Cada vez que ya te cansas te hacer los ejercicios de razonamiento matemático o de razonamiento verbal, piensas en la posibilidad de estar ahí en la misma universidad y como tu vida podría ser distinta de entrar, quizás con un por fin final feliz, y a la vez te aterras de solo pensar que todo eso se puede esfumar si es que no ingresas.

Lo sabes cuando estando ya en la misma universidad que ella aprovechas un descuido de ella para poder copiar todo su horario, el cual luego te memorizas y te sabes los cursos, salones y horarios mejor que ella misma, tanto que cuando ella menciona “que no sabe que le toca” tu le respondes, y ella luego viendo en su horario se da cuenta que tienes razón.




Lo sabes cuando en las horas libres que tienes entre curso y curso no puedes evitar caminar por los lugares más comunes por donde ella transita en la universidad con la idea de que poder tener suerte de cruzártela y así poder sentarte a su costado y decirle que no puedes leer como ella cuando estás con alguien más y solo lo dices como escusa porque en verdad deseas poder verla, y repetirte para adentro una vez más lo genial que es la vida por haberla encontrado.

Lo sabes cuando descubres que ella escucha música bien distinta a la que tu escuchas. Mientras que ella está cerca de ser una melómana que tiene como grupo favorito a Radiohead, tu tienes en tu cel solo canciones que pasan en Disney Channel (Hillary Duff, High School Musical, Jonas Brothers) y en el mejor de los casos rock nacional y una que otra canción que está en el ya poco importante ranking de los 10 más pedidos de MTV (donde incluso bandas como Adammo se han mantenido por meses primeras), es entonces cuando te comienzas a obligar culturizarte más musicalmente y aunque no te guste tratas de inyectarte dosis diarias de Radiohead, lo haces pensando que así le caéras más y que se dará cuenta que no eres tan monce como cree.

Lo sabes cuando luego de enviarle un mensaje de texto te quedas viendo la pantalla del cel, pensando si ya le llegó, si ya lo está leyendo, si pudo entender la broma, y si la entendió si le dio risa alguna y sigues haciendo las cosas que estabas haciendo, pero no te puedes concentrar porque miras y miras el bendito celular para ver si ya te respondió, en eso la pantalla del celular de repente se prende, y giras rápidamente en dirección del celular para descubrir tristemente que solo se acaba de activar el desbloqueo de teclado y que aún no te responde. Luego cuando menos lo esperas de repente te llega el tan ansiado mensaje y tu corazón da saltos, coges el celular con mucha ansiedad para saber si te respondió diciendo que te quiere también. Y terminas con la sonrisa más grande del día al leer que ella dice “quererte más que malvadamente”, una vez más el mundo es perfecto, y los problemas se van.

Lo sabes cuando pasas toda una madrugada escribiendo más de dos mil palabras (en lugar de estudiar para los exámenes finales de la universidad que son la semana siguiente) y paseas por todos los recuerdos en los que ella fue protagonista en tu vida, y tratas de escribir lo mejor que puedes a pesar del sueño, solo lo haces porque sabes que alguna sonrisa habrás sacado de ella y uno que otro (espero jaja) “owww” y se dará cuenta como yo luego de releer esto y como cualquiera que lo haya leído que mueres mal por ella, quizás demasiado.

Lo sabes cuándo por escribir esto, descubres que esto sería mucho más largo que un Extended Essay (cuatro mil palabras) pero para no aburrirla (ya que sabes que ella no lee absolutamente nada, ni siquiera lo que le escribes en msn) no escribes todas las razones por las que sabes que alguien te gusta, por las que sabes que ella te gusta.

Lo sabes, lo sabes y lo sabes muy bien.








Te quier0.






[1] Entrada basada en:
¿Cuándo sabes que una chica te gusta? del blog Busco novia de Renato Cisneros.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Respuesta al Chico Malo

Respuesta a Gus, el “Caído del Arcoiris

Inicio diciendo que te siento, te siento cerca, te hablo a lo lejos y mi voz no te toca.

Imagina, de repente ya nos conocemos. Talvez fui yo el que vigiló tus pasos y tú preferiste cruzar la acera, ahora tú observando mis pasos mientras me pierdo en la multitud. O, quizás, pude ser el que se sentó en el asiento de delante del bus, micro o combi, no puedo ser, pensaste, me viste tan común, tan normal… riéndome de la nada.
Es probable, también, que seamos simples conocidos, que yo te conozca por Augusto; es probable que fuera yo cuando volteaste la mirada ante el llamado de algún “Alex”.

Tengo en mi vida 17 noviembres, vivo en una choza no sé decir a medio construir o a medio derrumbar, mi vida lo he llenado de ficción plana, aburrida, soporífera, sosa. Te imagino. No me conformo con las míseras fotos que cuelgas. No sé, por ejemplo, si eres espigado, flaco o enjuto. Mi mente es maligna, pesimista, disoluta y cuasipornográfica. Por eso te imagino.

Soy una marioneta sin su titiritero. Si tuviera a una chica a mi lado le exclamaría complacido las rimas del cursi de Bécquer. A ti los, diálogos platónicos, despacio, dogma al oído, luego praxis. Mi musa Erato se impacienta, vehemente…

Soy corajudo, testarudo, no me azuces. Soy simpático, o sea: feo con gracia. Tus padres son versos de Palma, tengo preparado el discurso completo. Soy el “chico de buenas intenciones”, tan buenas que no me lo creen. ¡Suegros! Háganme un campito en la mesa. ¿Y por qué todos tienen sonrisas retorcidas?
Perdóname, pero mi gata es una señora. Tiene modales gatunos que ya envidiaría una vieja recatada. Respetos.

Tus ojitos claros que parecen caramelos me darán la bienvenida, diré cosas espirituales que me complacen: Quiero dormir contigo abrazados con mi cabeza escondido en tu cuello pegaditos con tu calzoncillo matapasiones. ¡Hace calor! Ya ¿y? Es lo que he estado soñando desde el invierno.
Me pregunto si será imposible no llorar junto a ti, solos, desgracia, desgraciados los dos. ¡Bota al gato! Sus ojazos chismosos me dan miedo.

Yo nunca he tenido una cita con un chico y parece ser que tal cosa no existe. Una enredada conversación de dos chicos en medio de la nada –Internet también es la nada- no es cita. No sé qué es cita.

En Lima nunca llueve: garúa. Y cuando suceda –la garúa- estaré ahí, contigo, juntos, quizás tomados de las manos, con esa sonrisa estúpida impregnada, indeleble, zonza. No me gusta tomar de las manos, no me gusta las sonrisas zonzas, no me gusta tu calzoncillo matapasiones; me gusta la garúa, me gusta tu mano. Te haré feliz, a la fuerza.

Boto a todo aquel que quiera ocupar la cama de adjunto de mi cuarto. Tengo miedo que en medio de la noche vaya a pronunciar tu nombre.
Soy serión, sin embargo, cuando río –y lo hago con gusto- mi risa es estridente, maliquia, desquiciada, de loco.

Me quedaría a dormir oculto en tu ropero… Qué raro: Se siente presencias, ¿a cuántos has escondido en tu closet? Dirás que son tus hijos los gatitos…

¿Playa? ¿Me enseñarías a nadar? Ni siquiera sé flotar.
Es muy curioso que en la puesta del ocaso sea imposible ver el arcoiris; o talvez están presentes como las estrellas en el día. Talvez.
No me hagas reír, yo río solo; en este caso los dos solos; de qué reímos, de nosotros, de cómo comenzó esto y de cómo termino para empezar otra vez.

Me siento un tonto escribiendo y no actuando… Es quizá que te gusta todo esto: echándonos flores y comprometiéndonos sabiendo que es pura ilusión ¿Algún día tendré el valor de salir de mi choza, tomar el colectivo a tu búsqueda?
Paporreteo frases elaboradas y estoy seguro que a tu lado me quedaría callado, perplejo, mirándote, admirándote. Pero si son muchos mis nerviosos hablaré sin detenerme… da, da, da, da, ¿por qué balbuceas? No balbuceo, practico el Dadaísmo.

Si nuestros días son ajenos –digo, es una simple expresión-, si no es de nadie… si todo de lo que hablamos es absurdo, imposible… ¿Quedará en recuerdo?, sería como el poema de Vallejo: una fe adorable que el destino blasfema.
Con esta pregunta me despido.

Este monologo se ha extendido… la noche está estrellada y los astros tiritan a lo lejos.

domingo, 8 de noviembre de 2009

Vacaciones






Todos necesitamos una, al menos de vez en cuando.

Todos necesitamos sentirnos relajados.



Pero ese no es un caso universal.

Al menos no el mío.

Seguro que tampoco el tuyo.



Bienvenido, viajero.